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Discurso del orador Pantaleón Salcedo Curiel, en la 111 graduación PUCMM

Palabras del ingeniero Pantaleón Salcedo Curiel, en la ceremonia de graduación de la centésima décima primera promoción de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, campus de Santiago.  Sábado 25 de enero de 2025.

Luego de los saludos protocolares.

Para quien les habla, es un verdadero honor haber sido invitado a dirigir el mensaje a los graduados en esta solemne ceremonia de la centésima primera décima promoción de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra en su campus de Santiago. Según los más prestigiosos rankings internacionales, esta es la institución de educación superior número uno en la República Dominicana, reconocimiento que reafirma su destacada trayectoria de excelencia académica y su firme compromiso con el desarrollo de la ciencia y el progreso de la sociedad.

Agradezco profundamente al señor Rector esta distinción que me concede, al tiempo que me uno con entusiasmo al júbilo de esta gran familia universitaria, así como a los profesores, familiares y amigos que hoy acompañan a los graduados para celebrar sus logros profesionales y el inicio de una nueva etapa en sus vidas, en la que adquirirán mayores compromisos y responsabilidades. 

Este acto académico reviste especial significación, pues junto a los graduandos en las diferentes disciplinas académicas, el señor Francisco Manuel Batista Bisonó, mejor conocido como Cuqui Batista, recibirá el Doctora Honoris Causa en Humanidades. El maestro Cuqui Batista cuenta con una extensa y reconocida trayectoria, tanto por sus destacados trabajos arquitectónicos como por su disciplina, innovación y originalidad en su labor. Su pasión por el diseño lo ha impulsado a trabajar incansablemente a lo largo de su vida, siempre dispuesto a compartir sus vastos conocimientos con estudiantes, arquitectos e ingenieros, quienes recurren a él para enriquecerse con su sabiduría y experiencia. 

Queridos graduando, hace veinticuatro años, en este campus universitario, al igual que ustedes hoy, esperaba recibir el título de Ingeniero Civil. Eran otros tiempos, pero dominado por los mismos sueños. Fue en esta institución donde comencé a construir los cimientos de mi carrera profesional, pero también donde me enriquecí con valores y principios que me ayudaron a realizar mi sueño de ser un profesional de la ingeniería civil con una formación integral. 

No sería honesto si les dijera que lo que sigue es fácil y llevadero. Pero faltaría igualmente a la verdad si no les advirtiera que el talento con valentía siempre retribuye.  Mi historia ha sido un relato de esas dos verdades que se han cruzado como péndulo en la construcción de lo que soy.  Una crónica de retos, luchas y logros.

Mi vida, tal vez como la de muchos de ustedes, ha estado marcada por circunstancias que me han llevado a elegir entre alternativas y tomar decisiones.  Desde niño fui muy inquieto y apasionado con lo que hago.  Siendo muy joven, antes de empezar mis estudios universitarios, me inicié en el mundo de los negocios (música y agricultura), lo cual me llevó a producir dinero con apenas 17 o 18 años.

Esto tuvo resultados tanto positivos como negativos; entre los positivos, podría decir que esta situación me hizo conocer, a mi corta edad, el valor del trabajo, del dinero y del ahorro; pero también esto pudo, en algún momento, desenfocarme de mis estudios, lo que hoy considero debe ser la prioridad de todo joven.  Por eso, entre otras cosas, es importante la familia:  mis padres siempre me encauzaban por el camino correcto, por el que me convenía, a pesar de cualquier interés que se cruzara por mi mente.  No les voy a mentir, en muchas ocasiones, durante mis estudios llegué a pensar en “lo bien que estaría si hubiera continuado en los negocios”. 

A temprana edad conformé una familia y me convertí en padre, lo que forjó en mi un carácter sobrio, tenaz e independiente, que me hizo asumir nuevas responsabilidades y valorar aún más la importancia de la familia. 

Cuando recibí mi título universitario de esta mi alma mater, tuve la oportunidad de insertarme al mercado laboral, tanto en el sector público como en el privado. Dice un aforismo que “la práctica es la madre de la teoría”, por lo que a medida que me iba compenetrando con la construcción, mi pasión por ella iba creciendo. Aprendía de todo y de todos, del maestro constructor, del albañil, del carpintero y de otros técnicos y profesionales que intervienen en una obra civil. Esta experiencia fue fortaleciendo las bases para lanzarme como profesional independiente y formar mi propia empresa. 

Mi carrera como ingeniero independiente no comenzó con grandes proyectos ni reconocimientos. Empecé haciendo pequeñas remodelaciones, trabajos sencillos a los cuales les ponía el mismo empeño y dedicación que a los grandes proyectos. Al principio temía hacer cosas fuera de lo convencional, pero fui perdiendo el miedo al fracaso y continué con proyectos más desafiantes, tal como hoy realizo.

Recuerdo que, hace quince años, alguien me dijo que la ciudad de Santiago de los Caballeros no estaba lista para proyectos de la magnitud de los que estábamos planeando. Sin embargo, el tiempo me ha demostrado lo contrario. En la actualidad desarrollamos numerosos proyectos, cada vez más grandes e importantes y cada uno marcado por una identidad única y una fuerza distintiva que nos define. Pero, sobre todo, tener la inmensa satisfacción de poder cumplir los sueños de centenares de familias colaborando en la creación de sus hogares, en espacios que transforman y mejoran su estilo de vida.

Reflexionando sobre lo anterior, es inevitable encontrarnos con personas que generen dudas en nuestro camino. Es importante escuchar, analizar y buscar la mejor asesoría disponible. Sin embargo, nunca debemos descartar nuestras ideas o proyectos sin una razón válida o una causa justificada. Confiar en nuestra visión y mantenernos firmes en nuestras convicciones es esencial, ya que esa determinación se convierte en un pilar fundamental para alcanzar nuestras metas. 

En mi ejercicio profesional he adquirido varios aprendizajes significativos que hoy quiero compartir con ustedes. Estoy convencido de que estos les serán de gran utilidad en la nueva etapa que iniciarán a partir de hoy:

1. Aprendí que hay que arriesgarse. El temor es el principal enemigo que se debe vencer cuando se quiere romper tabúes y esquemas preestablecidos.

2. Que cada paso, por pequeño que parezca, cuenta para el logro de la meta establecida.

3. El verdadero valor de un proyecto no radica en su magnitud, sino en la pasión, el compromiso y la excelencia con los que se lleva a cabo. Es la dedicación personal la que marca la diferencia.

4. Que el éxito no se alcanza de la noche a la mañana; se llega a él, escalón a escalón, con paciencia, trabajo duro y perseverancia.

5-Que es esencial rodearse de profesionales y socios que compartan nuestros valores y principios, que hagan causa común con nosotros en la búsqueda de innovar y crear proyectos que rompan con los esquemas tradicionales. Asimismo, es importante rodearse de personas valiosas, buenos amigos que nos brinden apoyo y sabios consejos, sobre todo en los momentos decisivos. Este equilibrio es fundamental para la creación de un sello único que establezca la diferencia. 

Estas experiencias han formado mi trayectoria profesional, y es aquí donde quiero que me presten especial atención, ya que no hay mejor consejo que aquel que nace de lo vivido:

Queridos graduandos:

1. Descubran aquello que los apasiona, porque ese puede ser el motor que los lleve a lograr grandes cosas. Cuando se trabaja con pasión y amor, los resultados no solo serán impresionantes, sino que también tendrán un significado profundo.

2. Sueñen, permítanse soñar en grande, pero también estén dispuestos a trabajar arduamente para hacer esos sueños realidad; un sueño sin esfuerzo es solo una ilusión, el esfuerzo constante es lo que lo convierte en algo tangible.

3. Cuiden su nombre, cuiden su marca, porque son los activos más valiosos para un profesional y para un emprendedor. Estos representan su reputación, su credibilidad y la confianza que inspiren en los demás. Sobre ellos se construye el éxito y se forja un legado duradero.

4. Cultiven los valores fundamentales. El respeto, la honestidad, la humildad y el compromiso con la excelencia son los pilares esenciales del éxito profesional. No se limitan solo a adquirir conocimientos, sino también a vivir conforme a estos principios. Los valores no solo los convertirán en grandes profesionales, sino, más importantes aún, en personas íntegras y admirables. Un profesional puede ser inteligente y resolver problemas, pero un profesional con valores tiene el poder de transformar equipos y de inspirar a otros.

5. Sean siempre agradecidosla gratitud, el más noble de los valores, es una fuerza transformadora que les dará claridad en los momentos de éxito y fortaleza en los momentos de adversidad. Ser agradecidos les abrirá puertas, consolidará relaciones y les recordará que los grandes logros siempre son el resultado de esfuerzos compartidos.

6. Manténganse cerca de esta, su universidad. Sus vínculos con esta institución académica les permitirán aportar conocimientos y continuar su aprendizaje, que es para toda la vida. Cuiden y protejan su alma mater, en la que posiblemente también estudiarán sus hijos.

Hoy están dando el primer gran paso de muchos que necesitarán para recorrer el camino hacia el éxito, en un mundo que cambia cada día de manera vertiginosa. Un mundo marcado por el avance de la nanotecnología, la robótica, la tecnología cuántica y la inteligencia artificial, transformaciones que debemos abrazar y afrontar. Mi generación tal vez las enfrenta con más experiencia, pero ustedes, sin duda, lo harán con una mayor actualización y familiaridad.

Hay razones para mirar al futuro con optimismo y determinación. Somos una de las sociedades más jóvenes del mundo, el 53% de los dominicanos tiene menos de 35 años. Este dato abre un panorama prometedor, especialmente cuando muchos países enfrentan bajas tasas de fertilidad y el envejecimiento de su población. A pesar de las críticas diarias hacia los millennials y la generación Zpor su baja autoestima, desajuste emocional y estrés tecnológico, es un hecho comprobado que son más creativos, tolerantes, persistentes, eficientes, pragmáticos e innovadores que las generaciones anteriores. Además, poseen una destacada capacidad para trabajar en equipo.

Habrá dificultades, pero ninguna será imposible de superar. Nunca dejen de aprender; busquen enriquecer sus conocimientos cada día. Utilicen todos los recursos a su disposición para obtener la información que les permita crecer, tanto profesionalmente como en su desarrollo personal.

Hoy, al celebrar este logro profesional, recuerden que no es el final, sino el comienzo; el inicio de una vida dedicada al servicio de los demás y al crecimiento personal. No sean indiferentes ante las necesidades de los demás. Vivimos en un mundo lleno de grandes retos y desafíos en constante cambio, con metas por alcanzar en lo social, lo científico y lo tecnológico. En este contexto, deben asumir roles de liderazgo, comprometerse y ser solidarios en la misión de lograr mejores niveles de vida para todos los seres humanos. Decía la Madre Teresa de Calcuta que “el que no vive para servir, no sirve para vivir”. 

Cuiden y protejan a sus familias, que ellas sean su refugio y su soporte, y que siempre encuentren en ellas una motivación para ser mejores personas, así como una razón para amar y sentirse amados.

Sean felices. La felicidad es el propósito de todo ser humano. Que el dinero que generen con su esfuerzo y conocimientos no sea un fin en sí mismo, sino un medio para alcanzar la verdadera felicidad. No vivan solo para acumular dinero, vivan para ser felices.

Quiero invitarlos a realizar un gesto especial, uno que refleje el valor más grande que hemos mencionado hoy: la gratitud. AGRADECIMIENTO a sus padres, familiares, profesores y colaboradores de la Madre y Maestra y a todas las personas que, de una manera u otra, han contribuido al logro de la meta que se propusieron al ingresar a esta universidad. Este logro, además de sus esfuerzos y talento, es el resultado del amor, el sacrificio, las enseñanzas y el apoyo incondicional de quienes han estado a su lado. Con ese gesto, también dar una sentida felicitación a nuestro Doctor Honoris Causa, el maestro Cuqui Batista, por sus aportes a la sociedad a través de una larga vida consagrada al trabajo y el servicio. 

Para ello, les pido ponerse de pie y rendirles a todos ellos homenaje con un caluroso aplauso. 

Queridos graduandos

Para finalizar mis palabras, les exhorto a salir al mundo con valentía y determinación, listos para afrontar la vida con la fuerza que han cultivado durante sus estudios en esta universidad. Sean audaces al soñar, pero también al actuar, siempre con integridad y perseverancia. Lleven consigo los valores que los convertirán no solo en grandes profesionales, sino en seres humanos admirables. Hagan de la gratitud su guía, sean transparentes y vivan con propósito, siempre mirando hacia adelante, de cara al sol.

Y recuerden: permitan que Dios habite en sus corazones, que su fe los fortalezca, y que el amor de sus familias sea siempre su refugio y su motor. El mundo los espera, lleno de retos, oportunidades y posibilidades infinitas. Caminen con confianza, porque están preparados para dejar una huella imborrable.

Si siguen este camino, el futuro de nuestra nación estará en buenas manos. Ustedes serán los arquitectos de instituciones fuertes y sólidas que permitirán alcanzar un desarrollo sostenible para nuestra comunidad, nuestra sociedad y nuestro país. Con sus acciones y su liderazgo, aseguraremos un porvenir de progreso, equidad y esperanza para todos.

¡Felicitaciones! ¡En horabuena!

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