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Escuela de Medicina de PUCMM entrega plaquitas a 160 estudiantes de Medicina

Santo Domingo, RD.- La Escuela de Medicina de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM) entregó las plaquitas a 160 estudiantes de la carrera de Medicina, correspondientes a los campus de Santiago y Santo Domingo, en una emotiva ceremonia que marca el inicio de su etapa como médicos internos.

La entrega de plaquitas simboliza el paso de las aulas a la práctica clínica, tras haber superado con éxito los años de formación académica en las aulas de esta academia. Durante el acto, el reverendo padre doctor Secilio Espinal, rector de la universidad, destacó que se trata de un momento de júbilo y compromiso. “Ustedes inician formalmente esta nueva etapa de su formación profesional, y lo hacen con la responsabilidad de poner al servicio de los demás los conocimientos adquiridos”.

Inspirado en el legado del Papa Francisco, el rector instó a los jóvenes a vivir con esperanza y a ser líderes comprometidos. “El papa invitaba a los jóvenes a no quedarse en las gradas, sino a ser jugadores activos del equipo, involucrándose en los procesos de transformación social”.

El rector alentó a los futuros médicos a confiar en su formación y no dejarse vencer por el temor. “No tengan miedo, porque el miedo es lo contrario a la esperanza. Si llegaron aquí, es porque lo pueden todo”. Añadió que siempre contarán con el acompañamiento de su alma máter en este nuevo camino. “PUCMM seguirá guiándoles de manera cercana y minuciosa”.

La decana de la Facultad de Ciencias de la Salud, profesora María José Fernández, resaltó la importancia simbólica y académica del momento. “La entrega de plaquitas es el momento más relevante dentro de todo el ciclo de formación del médico. Ustedes dejaron las aulas atrás. Se acabaron las clases presenciales, pero la academia no. La academia no se acaba ni se va a acabar nunca”.

La decana explicó que los estudiantes dejan atrás el estudio de hechos científicos para enfrentarse ahora a la dimensión humana del ejercicio médico. “Ahora se van a enfrentar al sufrimiento. Ahí está el dolor también. Estudiaron hechos, ahora viene la realidad. La realidad no es diferenciar el dolor de un paciente, la realidad es el paciente”.

En ese sentido, advirtió sobre la deshumanización que afecta a la medicina contemporánea e instó a los futuros galenos a poner en práctica los valores inculcados en la universidad. “Van a demostrar que de verdad ustedes son médicos, que su intención es sanar, es cuidar. A esas personas totalmente desconocidas deben tratarlas como si fueran sus parientes más queridos”.

Con un emotivo discurso lleno de recuerdos, gratitud y esperanza, el estudiante Jordany Nolasco habló en representación de sus compañeros, y expresó que este es uno de los días más felices y esperados en la vida de un médico en formación.

Nolasco reconoció que su cohorte vivió los primeros años sin pisar un hospital, lo que representó una dificultad particular. Sin embargo, esa experiencia también forjó su carácter. “Nos hicimos médicos sin haber pisado un hospital. Fuimos valientes, no por ausencia de miedo, sino porque decidimos seguir adelante a pesar de él”.

Con la voz llena de emoción, enfatizó la humanidad y el compromiso que implica la práctica médica. “Ser médico no es solo tener conocimiento; es tener humanidad, es respirar a un paciente y no ver un número de cama, sino una historia”.

También destacó el sacrificio de las familias, el apoyo de los amigos y la guía de los docentes como pilares fundamentales del proceso. “Hoy cada traje blanco representa no solo el esfuerzo propio, sino también el sacrificio de nuestras familias, el apoyo de nuestros amigos y la gracia de Dios que nos ha sostenido”.

El estudiante Joyler Castillo rindió homenaje a los docentes de la Escuela de Medicina, destacando su papel fundamental en la formación, no solo de profesionales, sino de médicos con verdadera vocación. Durante su intervención, entregó un reconocimiento simbólico al cuerpo docente y expresó: “El día de hoy es único para todos nosotros, tanto para quienes lo vivimos en primera persona como para quienes nos acompañan orgullosos de vernos cumplir nuestros sueños”.

En representación de los estudiantes del campus Santiago, la médico interno Alice Liriano expresó con emoción el significado del reconocimiento recibido. Para ella, recibir la plaquita representa un símbolo de compromiso y responsabilidad. “Recibimos con gran alegría y honor esta plaquita, que refleja nuestros esfuerzos, el peso de las responsabilidades y nuestro compromiso con la salud y la vida de otros seres humanos”.

Con palabras cargadas de emoción, gratitud y profundo orgullo, la profesora Elisa D’Angelo Mendoza expresó que esta etapa representa “un nuevo paso en la vida académica: el desempeño clínico, la experiencia más hermosa que puede tener cualquier ser humano”.

D’Angelo destacó la evolución de esta generación de estudiantes, describiéndolos como una promoción “muy particular”, que pasó de ser “niños muy traviesos” a convertirse en líderes constructivos. “Tanto es así que podemos decir que esta promoción fue la que más contribuyó a las actividades sociales y comunitarias de la Escuela de Medicina en el campus de Santo Domingo”.

En el campus de Santiago, el profesor Julio Ferreira, vicerrector Académico, expresó que en un mundo donde muchas veces lo técnico desplaza lo humano, los estudiantes están llamados a ser médicos distintos. “Médicos que escuchen, que acompañen, que se detengan a mirar a los ojos a sus pacientes. Médicos que, más allá de tratar enfermedades, sean capaces de reconocer al ser humano que sufre y hacer de su ejercicio profesional una expresión viva de misericordia y esperanza”.

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